Fondos de inversión garantizados

Los fondos garantizados son aquellos en los que se asegura al inversor el reintegro total o parcial de su inversión inicial en una fecha determinada. Toda la política de inversión va encaminada a obtener una rentabilidad fija o variable en dicha fecha.

Objetivo

Cuando entramos en un fondo de inversión garantizado nuestro objetivo principal es obtener una rentabilidad segura en un periodo de tiempo. La duración de este tipo de fondos suele estar por encima de los 5 años. El sacrificio que hace el inversor es la liquidez porque durante ese periodo de tiempo, la retirada del fondo suele estar penalizada con  una comisión de reembolso.

Tipos de fondos garantizados

Hay múltiples opciones en el mercado  de fondos garantizados. Cada gestora de fondos puede diseñarlos con distintas características por lo que no siempre podemos comparar productos iguales.

Existen fondos que ofrecen una rentabilidad fija determinada, otros obtienen una rentabilidad fija pero van retribuyendo al inversor con una serie de rentas mensuales, trimestrales, anuales, etc. Otra opción es que la rentabilidad sea variable, por ejemplo, un porcentaje de la revalorización de un índice o también que de una rentabilidad fija si una serie de acciones cumple unos requisitos. Otra opción es que la garantía del capital sea solamente parcial, es decir, un 90% del capital invertido sea la parte garantizada a vencimiento quedando el resto pendiente de la evolución de la inversión.

En estos casos, llegado el vencimiento, si no se ha obtenido lo prometido en el momento inicial, la gestora tendrá que aportar su propio capital para restablecer el capital y/o rendimiento garantizado, de forma que no afecte a los inversores.

Es por esta razón, por la que los fondos garantizados  ofrecen un bajo riesgo para los inversores y obviamente su rentabilidad es menor y más ajustada que la de otros fondos sin garantía.

Funcionamiento de los fondos garantizados

La gestora del fondo diseña el fondo de inversión garantizado poniendo la mayor parte del patrimonio en uno o varios activos de renta fija  con el objetivo de obtener la garantía, y solamente un pequeño porcentaje en un activo de renta variable (normalmente un derivado) con el que obtendremos la rentabilidad que hemos garantizado al partícipe.

Por ejemplo, podríamos invertir en un fondo garantizado a 5 años que obtenga una rentabilidad fija si tres valores del IBEX superan su valor inicial. Lo que hace la gestora es invertir en un bono normalmente con cupón cero y que a vencimiento libera el capital y los intereses. En el ejemplo podríamos decir que invierte el 98% del patrimonio y a vencimiento recupera el 100%. Con el 2% restante del patrimonio lo que hace es contratar un derivado que en función de su evolución pagará la rentabilidad garantizada. La clave del diseño de la pata variable es fijar que rentabilidad se pagará a vencimiento si se cumplen los requisitos porque dependerá del resultado del derivado en ese periodo de 5 años.  En el caso de que no se cumplan los requisitos de las acciones, el partícipe obtendrá  un 0% aunque su capital si será reintegrado.

Ventajas

Aunque no se parece a los depósitos, es lo más cercano a no asumir riesgos por el partícipe al hacer inversiones. Con la caída de los tipos de interés hace unos años, los clientes de la Banca tradicional se quedaron sin alternativas para sus inversiones y se diseñaron estos productos donde la palabra “garantizado” concedía cierta tranquilidad a los clientes a la hora de entrar en productos de los que desconocían su funcionamiento y su evolución. Es cierto que no se trata de un producto sencillo y que no es fácil de entender para el cliente minorista pero los mercados de renta fija y variable estaban sufriendo fuertes caídas y los clientes buscaban opciones sin riesgos.

Como principal ventaja el partícipe sabe desde el inicio la rentabilidad que obtendrá a vencimiento. Como hemos dicho, el inversor de perfil conservador prefiere sacrificar rentabilidad para minimizar sus riesgos.

La fiscalidad forma parte también de una ventaja en cualquier fondo frente a otros tipos de inversiones ya que puede traspasar el beneficio obtenido de uno a otro fondo sin tributar. De esta forma, difiere la tributación por las ganancias.

Desventajas

El hecho de que un fondo sea garantizado no conlleva que el riesgo sea nulo al 100%. Siempre existen unos riesgos asociados a los impagos de los activos en los que se haya invertido. Además estas inversiones quedan fuera del Fondo de Garantía de Depósitos de las Entidades de Crédito.

Por otro lado, todos  los fondos tienen unas comisiones de depósito y gestión que reducen la rentabilidad.  En el caso de los fondos garantizados hay que añadir un coste por la emisión de la garantía.

La liquidez está claramente perjudicada en este tipo de fondos porque suelen tener un plazo largo y una comisión de suscripción y reembolso durante el periodo en el que se fija la garantía. Además, en caso de querer disponer de un importe total o parcial antes del vencimiento, tendremos que vender las participaciones a valor liquidativo.

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